El proyecto académico de Enrique Alberto Thayer Hausz, Embajador de Panamá

«Parte de mi misión como Embajador, es apoyar que la educación dual desde la escuela primaria en Panamá se dé con los recursos que se puedan conseguir en Alemania».

S. E. Enrique Alberto Thayer Hausz, Embajador de Panamá en Alemania.

El Embajador de Panamá, Enrique Alberto Thayer Hausz, nació en la ciudad alemana de Karlsruhe en Abril de 1962. Es hijo de Enrique Alberto Thayer Galindo y de Marlis Elisabeth Friedericke Hausz, quienes se mudaron en 1966 a Panamá cuando su hijo tenía cinco años. Actualmente Enrique Thayer es padre de 4 hijos.

Se ha desempeñado como Embajador de Panamá en Alemania desde el 16 de septiembre de 2020.

Recibió su Maestría en Ingeniería Eléctrica, magna cum laude en Worcester Polytechnic Institute y Central New England.

En 1996 completó su Maestría en Administración de Empresas en el Programa de la Universidad Estatal de Georgia. Domina cuatro idiomas: español, inglés, alemán y francés.

Entre 1986 y 1996 trabajó para la empresa alemana Siemens AG., primero en Panamá y después en Atlanta, en Estados Unidos, donde fue responsable del establecimiento de las relaciones comerciales entre varios países latinoamericanos, entre ellos México y Venezuela. Su área de responsabilidad fue el Cumplimiento de la Ley de Prevención del Soborno de Gobiernos Extranjeros(FCPA). Durante el ejercicio de sus funciones no se registraron violaciones de la FCPA.

De 1996 y 2008 ocupó diversos cargos para la empresa Schneider Elektrik en México, Francia y Estados Unidos, como Vicepresidente en las organizaciones, responsable de estrategia y marketing, así como de transacciones comerciales y compras.

En el período de 2008 a 2019 dirigió su propia empresa en el campo de la Climatización y automatización de edificios. Enrique Alberto Thayer ha sido Miembro del Club Rotario de Panamá en el que participó en varios proyectos solidarios para Apoyo Médico y de Purificación de Agua en áreas rurales.

Fue miembro del Comité de Educación y Energía de la Comisión Económica y de la Cámara de Agricultura de Panamá.

En sus funciones como Embajador centroamericano en Alemania, fue Presidente interino entre enero a junio de 2022 del Sistema de Integración Centroamericana SICA.
En entrevista con Hispanovisión, el Embajador Enrique Thayer nos ha compartido su interés en implementar el tema de Educación Dual, por el cual Alemania es famosa mundialmente, como unos de sus propósitos de gestión como Embajador en Alemania.

Hispanovisión: Pero el programa de educación dual se lleva a cabo en Alemania, sobre todo en carreras técnicas.

Enrique Thayer: La idea es que se inicie a la edad de 15 años cuando el estudiante que está en escuela secundaria, en segundo ciclo, antes de graduarse para ir a la universidad, tenga la opción de entrar en un programa de educación dual en donde la mitad de su tiempolo pase en su salón de clase y la otra mitad en un trabajo ya formal como aprendiz, eso quiere decir que el joven o la joven cuando termine su ciclo tenga la posibilidad de quedarse trabajando alli, o tener la opción de acceder a la universidad o buscarse otro empleo en otro lado, pero ya con algo de experiencia.

Hoy en día la ley lo permite, pero aún no se ha implementado, porque por un lado la ley no prevé la posibilidad de que lo haga una entidad fuera del gobierno y aparte solamente que solamente está enfocado en personas mayores de 18 años, es decir, no hay aún la forma de ejecutarlo y ese es precisamente el cambio que estamos intentando hacer. En esto estamos trabajando, creo que con bastante éxito, con la Cámara de Comercio de Panamá, porque en Panamá siempre hemos tenido la mentalidad de que la educación es un tema estatal y no de la empresa privada, excepto las escuelas privadas que existen como en cualquier otro país.

El tema de la preparación de un curriculum, que sea viable para un proceso de educación dual, hasta ahora nunca, ni la Cámara de Comercio ni la empresa privada, se habían involucrado.

H.: ¿Ustedes no han encontrado algún inconveniente a nivel jurídico en alguna instancia nacional o internacional por el hecho de que a esa edad aún se les considere niños?

E. T.: El tema es que entrarían como aprendices y tienen un trato específico diferente, similar al que se usa aquí en Alemania, como parte del componente académico. Se hace un contrato específico con la empresa, con una capacitación acerca de cómo debe tratar a esos aprendices, porque no es lo mismo el trato dado a un aprendiz, que al de una persona vinculada laboralmente.

H.: ¿Cuándo cree que puedan concretar este proyecto o solucionar los obstáculos que permitan su implementación?

E.T.: Ese es un tema que puede durar muchos años, porque no se hace de un día para otro. En este momento se está debatiendo en la Asamblea un cambio de ley que permita que se rompan las barreras que existen porque no estaba previsto, y cuando se hizo la ley, no se arreglaron los procesos, entonces la ley va a permitir que, por un lado, una escuela privada pueda tener el sistema de educación dual, bajo la supervisión del Ministerio de educación, que las misma escuelas que dependen del mismo ministerio, también puedan, y que no solamente dependa del INADE, que es un instituto para formación de profesionales que ya son mayores de edad, los cuales también van a tener que decir algo al respecto, porque en ese instituto están representados los sindicatos, el mismo Ministerio, así que ese instituto debe ser parte de todo el proyecto, entonces la ley se ha estado trabajando entre la empresa privada, el Ministerio de educación y se debate en la Asamblea.
Si se logra ese cambio, como se espera, entonces se van a abrir muchas puertas de cómo se pueda concretar el proyecto.

Mientras tanto, nosotros desde la embajada hemos estado trabajando, por un lado, con la Cámara de Comercio alemana (IHK), con la que hemos logrado que a través de sus oficinas en Ecuador, en México y en Cuba, nos han dado a la Cámara de comercio panameña, asesoramiento en esos países, de forma que ellos nos entiendan un poco mejor, no de cómo funciona aquí en Alemania, sino de cómo lo han logrado con empresarios ecuatorianos, para que se comprenda que sí se puede. Aquí en Alemania hemos estado buscando entidades que estén dispuestas a apoyarnos con asesoría, pero también con proyectos específicos. Hay una escuela que estamos tratando de desarrollar y es un proyecto muy complicado, porque hay que cambiar mentalidades y comenzar básicamente de cero.

También estamos buscando crear un programa en Panamá para la formación de educadores en el tema de la educación dual, para que una persona que haga una maestría en la universidad de Panamá en esta materia, pueda ser un educador que vaya a cualquiera de estas escuelas que tengan programas de educación dual.

Como decía, este no es un proyecto realizable de la noche a la mañana, sino que se trata de muchas semillas que hay que sembrar, para que al final salga un bosque.

H.: ¿Hace parte de su misión como Embajador, establecer este programa de la Educación Dual?

E.T.: Parte de mi misión como Embajador, es apoyar que eso se dé con los recursos que se puedan conseguir en Alemania.

H.: Ahora hablemos un poco acerca de usted, porque entendemos que su familia es alemana y usted mismo es nacido también en Alemania.

E.T.: Yo nací en Karlsruhe. Mi mamá es alemana, de padres alemanes, pero nació en Venezuela durante la Segunda guerra mundial y regresó a Alemania en 1942 a raiz de la declaración de guerra de Venezuela después del ataque japonés a Pearl Harbor, entonces ella y su mamá regresaron y mi abuelo se quedó escondido en la selva de Venezuela, porque los alemanes varones y las mujeres alemanas regresaban en diferentes barcos y el barco de las mujeres llegaba rápido, porque venía con la Cruz Roja y el barco de los hombres tenía que pasar por el frente de las bases inglesas en Trinidad, así que los hombres se escondían para no tener que regeresar a la guerra acá en Alemania. Desués mi mamá se casó con mi papá, que es panameño, porque mi papá estudió aquí en la universidad en Karlsruhe y aquí se casaron. Nací yo y después nos mudamos a Panamá cuando yo tenía cinco años. Yo soy panameño porque mi papá es panameño.

En Panamá viví hasta los 16 años porque después me fui a estudiar en los Estados Unidos en donde me hice ingeniero eléctrico, regresé a Panamá y estuve allí cinco años, llegaron los tiempos difíciles de Noriega, entonces antes de la invasión me fui a trabajar en Estados Unidos en Atlanta con Siemens, después me fui a trabajar a México con la empresa Schneider Elektrik por diez años, después me mudé a Grenoble en Francia un año y medio, después me mudé a Chicago otro año y medio y después me regresé para Panamá.

H.: Su desempeño laboral se ha desarrollado básicamente en el mundo empresarial, ¿entonces cómo vino a para en el mundo diplomático?

E.T.: Lo que se llamaría la “colonia alemana” en Panamá es relativamente pequeña. Hay poca gente que ha estudiado en Alemania, que comnocen algo de Alemania, que hablen alemán y que son germanófilos, entonces cada vez que quieren nombrar un Embajador que venga a Alemania, es difícil conseguir a alguien que quiera, entonces a raiz de que yo hablaba alemán y que trabajé en una empresa alemana que conozco Alemania, pues me contactaron, además de que mi papá había sido Embajador de Panamá en Alemania durante diez años, entonces me llamaron para preguntarme si yo estaría interesado, y bueno, para mí ha sido un honor representar a mi país. En realidad mi experiencia no ha sido en el campo político ni en el campo diplomático,sino en el campo empresarial, pero yo llegué a ser vice presidente ejecutivo de una empresa francesa en Grenoble y eso me dio la oportunidad de conocer muchas personas de alto nivel político y diplomático de muchos países. Inclusive a la doctora Christine Lagarde, quien fuera Ministra de Economía, Finanzas e Industria de Francia, Directora del Fondo Monetario Internacional, del Banco Central Europeo.

H.: ¿Cómo fue su ingreso a los proyectos sociales de Rotary Club?

E.T.: Cuando regresé a Panamá, un amigo de la infancia prácticamente me dio la orden de que me tenía que unir a los rotarios, yo no sabía de qué se trataba ni lo que eran. Me incluyó en el grupo y para mi fue una experiencia muy intersante y aparte aprendí mucho de trabajo por la sociedad y también de cómo funcionan ese tipo de entidades porque son con propósitos benéficos, no con propósitos de lucro personal y eso fue para mí un aprendizaje muy interesante y la verdad es que me dio muchísimo gusto poder participar.

H.: Durante ese tiempo con los rotarios, ¿qué proyectos se llevaron a cabo?

E.T.: Tuvimos muchos proyectos, pero uno de ellos fue el de hacer pruebas que le hicimos al agua que utilizaba un pueblo indígena cercano a la Provincia de Panamá, en El Darién, para explicarles a los indígenas por qué ellos tenían que considerar purificar el agua. El agua tiene unos límites máximos bacteriológicos y químicos, “tolerables”, entonces se implementó el suministro de filtros especiales para el agua, pero haciéndoles comprender la importancia de la necesidad del uso de los filtros, porque antes se les entregaban pero no los utilizaban.

Otro proyecto rotario fue la atención odontológica a unas comunidades que no tenían acceso a este servicio y logramos la atención a más de quinientas personas, sobre todo niños, en un fin de semana en un hotel prestado por un compañero rotario en el que habilitamos 30 habitaciones como consultorios con todo el servicio completo. La logística requerida para esto fue el trabajo más exigente.

En otra ocasión, esto fue en la Provincia de Veraguas, en el pueblo de San Francisco de la Montaña. El proyecto fue con oftalmólogos para atender a unas mil personas, especialmente a niños, en donde se diagnosticaban los problemas y se procedía a regalarles los anteojos. Eso se llevó a cabo en una escuela que nos prestaron.

Con la experiencia de los filtros de agua en la comunidad indígena, esto nos sirvió para ayudar en el caso de unas inundaciones en la Provincia del Darién en donde entregamos dotaciones de filtros para agua, materiales y herramientas para que la gente se pudiera arreglar por sí misma, porque parte del problema es que cuando se entrega agua embotellada, esta se acaba en dos días y entonces el problema no se soluciona, por eso era mejor donar los filtros que tienen una duración de por lo menos un mes, o algo así.

El tema del agua potable lo hicimos con una entidad inglesa que si mal no recuerdo se llama ShelterBox y ellos nunca habían estado en ese tipo de crisis, sino en África en donde conocían otro tipo de crisis y de ellos aprendí mucho sobre cómo proceder en estas situaciones, son muy bien organizados.

H.: Volviendo al tema de la educación dual, es interesante recordar que en otra época los niños tenían oportunidades de conocer experiencias laborales que les ayudaban a encontrar su vocación profesional.

E.T.: Cuando yo tenía doce o trece años, estuve trabajando durante el verano como asistente mecánico en la BMW de Panamá, porque yo quise, no porque me obligaron. Yo sí creo que es intersante que los muchachos, relativamente jóvenes, trabajen. El problema es cuando se convierte en explotación y cuando al joven no se le da una educación académica paralela y no se le respetan sus derechos. Entonces, en mi opinión, es que mientras exista una educación básica y no haya explotacion laboral infantil y por el contrario exista un aprendizaje, entonces sí está bien que tenga una oportunidad laboral que sea de su interés. Creo que si en Panamá seguimos el modelo que se sigue en Alemania podemos tener claridad sobre los límites que también aquí se sieguen.

H.: ¿Cómo se ha sentido en Alemania?

E.T.: Tengo la mala suerte que nos cayó la pandemia cuando yo vine, pero eso sucedió en todo el mundo, no solo aquí en Alemania, pero considero que la gente aquí en Alemania es muy respetuosa, tratan de darle a uno la bienvenida, es gente dircta que te dice lo que piensa de tal manera que uno ya sabe en dónde está parado y eso también es bueno. Es un país con muchas oportunidades culturales y no puedo negar que extraño las playas de Panamá, pero hay muchas cosas bonitas que uno puede aprender. “El que no aprende, del lugar en el que vive, se pierde de una gran oportunidad”.

H.: ¿Qué es lo que más le gusta de Panamá, lo que más extraña?

E.T.: La gente, la familia, los amigos, al grupo de compañeros de la escuela que nos conocemos desde kinder y con quienes nos reunimos en Panamá una vez al mes. Eramos noventa que nos graduamos juntos, pero por lo menos treinta nos reunimos todos los meses. O nos veíamos, porque ahora yo estoy aquí, ellos me mandan la invitación, pero no quiere decir que yo peda ir. Nos conocemos, nos ayudamos, algunos tienen dificultades graves, de salud o económicas y nosotros nos ayudamos y no es lo mismo conocer a alguien desde kinder, que conocerlo desde hace año y medio.

H.: De toda esa experiencia laboral, que es muy amplia y muy interesante, ¿cuál es la que más valora?

E.T.: Fueron muchas y muy buenas, pero la verdad es que cuando trabajé en México, tuve la oportunidad de hacer cosas muy interesantes. Primero fui vice presidente de Marketing y de Planificación estratégica, o como dicen allá, Planeación Estratégica, porque en Panamá, planear es el avión viene bajando y nosotros decimos planificar. Después fui Vice presidente de operaciones en donde tenía a mi cargo dos fábricas con dos mil empleados, también muy interesante porque fue un aprendizaje totalmente nuevo, para mí, porque soy ingeniero pero nunca había trabajado en la misma fábrica y allí tuvimos proyectos muy buenos, pero lo más interesante fue lo el tema del Mejoramiento continuo o mejora continua sobre la base de una teoría desarrollada por General Motors, implementada por Toyota, que me cambió la vida en el sentido de saber que uno siempre puede mejorar y de que nunca asuma que sabe la respuesta hasta que no se hayan hecho las pruebas y la investigación a fondo. “Parece que el carro está dañado porque se quedó sin gasolina”, entonces revise que de verdad no tiene gasolina el carro y no que se daño el medidor de gasolina. Revise primero antes de ir a comprar cien galones de gasolina y echarlos, porque si uno se da cuenta que problema era el medidor, entonces le sobró la gasolina. Ese tipo de aprendizaje, para mi, me ha servido mucho más allá que solamente en ingeniería, sino en la vida en general. Todos los días buscar qué otras cosas se pueden mejorar y cuando uno encuentra un error, no pensar que es una debilidad o un insulto para uno o una ofensa, sino verlo como una oportunidad para mejorarlo y decir que qué bueno que lo encontré, porque a lo mejor se pudiera haber caído un avión por culpa de ese error.

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