Desde El Salvador Esael Araujo Funes expone su obra, “Diáspora y Paz”

La exposición se llevó a cabo el 3 de mayo de 2019 en el Salón 15 de septiembre con las pinturas de sus historias

El artista Salvadoreño, Esael Araujo Funes el día de la inauguración de su exposición en la embajada de El Salvador en Berlín.

El artista salvadoreño Esael Araujo Funes realizó una interesante exposición de su obra el pasado 3 de mayo de 2019 en el Salón 15 de Septiembre de las embajadas de Centroamérica en Berlín, evento que se llevó a cabo con el apoyo de La Representación Diplomática y Consular de El Salvador en Alemania. La exposición estuvo abierta al público del 3 al 9 de mayo.

El título de la exposición fue, “Diáspora y Paz”, en la que el artista deseó reflejar lo que ha sido el proceso de paz en su país y ahora lo hace extensivo a otro escenario como el colombiano.

Esael Araujo ha contado en su haber personal con tal cantidad de experiencias y vivencias extremas, que más allá de haberle servido de inspiración para haberlo convertido en un artista profesional de talla internacional, también serían la fuente para convertirlo, con toda seguridad, en una celebridad como escritor y novelista de gran impacto en la literatura universal. Es seguro que si se decide a escribir lo que han sido sus experiencias de vida, su importante legado artístico no se limitaría solo a la pintura, si no también a la literatura. Pero dejemos que sea él mismo quien nos comparta cómo fue su llegada al mundo del arte y cómo fue el origen de ese itinerario:

Hispanovisión: Coméntenos en dónde nació, cómo era la gente del lugar y cómo fue su niñez.

Esael Araujo Funes: Soy nacido en una región de Centroamérica, una pequeña región. Sin embargo es una región en la que por muchas razones y circunstancias se encuentra siempre en las agendas internacionales o en la prensa, aun así, resulta desconocida para muchos pueblos del mundo.

Centroamérica está habitada por más de 50 millones de habitantes, no obstante es desconocida para muchas personas en el mundo en su esencia, en sus fenómenos sociopolíticos, culturales e históricos. El Salvador es uno de los países más pequeños de esta región con apenas 21.000 kilómetros², con una población de más de 6 millones de habitantes que residen en su territorio, pero con una diáspora de más de 3.5 millones viviendo repartidos en todo el mundo, principalmente en los Estados Unidos en donde hay unos 3 millones de salvadoreños.

Cuadro que hizo parte de la muestra el día de la exposición.

El Salvador, es un trozo de tierra con una diversidad de personas mezcla de múltiples migraciones de otros pueblos, conformando ahora una población múltiple y diversa, lo que nos permite contar con una riqueza de expresiones de todo tipo. Mi gente es sin duda un pueblo que históricamente se ha mantenido en constante dinámica social, en procesos de cambio violentos, pero también pacíficos. Es un pueblo noble pero también puede tornarse en duro y agresivo cuando se le reta ante situaciones de opresión o de agresión. Esta condición ha motivado que mi país sea conocido, lamentablemente más por su violencia social, que por sus características socioculturales o por su herencia histórica. Esto es desafortunado, pero aun así, hay que reconocerle que también es un pueblo alegre, divertido, que constantemente se encuentra con un sentimiento de esperanza y de cambios y por esta razón su dinamismo es constante.

Concretamente debo admitir que aun no hemos podido diseñar una paz duradera, pues este propósito se ha visto constantemente interrumpida por intereses ajenos a nuestra voluntad debido a que, creo que es el caso, es más beneficioso para otras naciones que nos mantengamos en una constante inestabilidad social que nos obstaculiza convertirnos en una región competitiva y prospera. No quiero decir, convertirnos en una «potencia», porque considero que nuestros pueblos en su esencia no tienen sentimientos de dominación pero si tienen en cambio un espíritu de respeto y anhelos de progreso y desarrollo, y si esto se lograra hacer de manera colectiva con los pueblos vecinos o mas cercanos, nos sentiríamos muy entusiasmados cada día por esta utopía.

Mi gente, nuestra gente, aun ante el dolor mas grande puede sonreír y levantarse cada día. Tenemos una característica cultural que yo no me había percatado sino hasta cuando ya estando viviendo en Europa mis amigos me sorprenden con la revelación de que somos un tipo de sociedad que estando aun en medio de una tragedia, podemos reírnos de ella, bailarla, cantarla y mofarnos de nuestras desgracias. Es posible que otras visiones culturales interpreten esto de manera macabra, pero deja de serlo cuando en ese sentimiento de permanente optimismo, solo queda el deseo de superar lo más pronto posible las vicisitudes.

Nací de la inmigración interna de campesinos a la ciudad capital convertidos en obreros mas cualificados. De un obrero de la construcción y una costurera en las maquilas, creciendo en lo que se llamó “El cinturón de barrios pobres” ubicados al rededor de la capital y en medio del incipiente desarrollo de la industria en los años 60 y 70. Crecí en condición de marginalidad y con limitadas condiciones económicas y las pocas oportunidades estaban disponibles solo para unos pocos. Tan pobre y marginal era nuestra vida en mi barrio, que no fue hasta cuando se desató una guerra civil que se estaba gestando desde hacía décadas, lo que nos hizo descubrir lo pobres, marginados que éramos y vivíamos. La pobreza hasta ese momento era vista casi como una cualidad y una bendición de Dios y la resignación era parte de la cultura y de la educación.

Evidenciar lo pobres y marginales que éramos, fue un factor que a muchos de nuestra generación nos obligo a comprometernos desde muy jóvenes al estudio e interpretación de esa realidad, hasta llegar a hacer algo por la justicia y satisfacer la necesidades mas elementales. Crecí trasportando agua para mi casa en mi espalda y vendiendo naranjas de casa en casa.

Cuando se nos planteó la posibilidad de tener agua potable en cada hogar a través de organizar un grupo de jóvenes y niños para hacer actividades y recaudar dinero para ello y solicitar el preciado liquido a la municipalidad y a la institución encargada, fuimos vistos como un peligro y causó que fuéramos visitados por la policía o por el ejercito para reprimir ese anhelo. Crecí en un ambiente en el que se era sospechoso de todo y por consiguiente temeroso de todo.

I. a D.: S.E. Florencia Vilanova de von Oehsen, Embajadora de El Salvador y el artista Araujo Funes.

H.: ¿Cuándo y cómo comenzó a enrarecerse el ambiente antes del conflicto?

E.A.F.: El ambiente no se enrareció de un momento a otro, pues siempre había estado enrarecido. Lo que ocurría es que mucha gente, como te lo decía antes, no se percataba de cuan miserables vivíamos, tanto era así que muchos consideraban que esas condiciones eran normales y/o o naturales y no como resultado de una distribución injusta de las riquezas nacionales o territoriales.

El ambiente no se enrareció por circunstancias externas, el ambiente y el conflicto se desarrollaron por las mismas condiciones de la necesidad. Muchos factores influyeron y creo que las comunicaciones por medio de la literatura, la radio y la TV, nos fueron permitiendo a muchos jóvenes darnos cuenta en qué lugar del planeta vivíamos. Al contemplar que existían otras tierras mucho mas bonitas y con prosperidad, nos fue fácil comprender que nosotros podíamos construir algo parecido o al menos intentarlo. El conflicto civil no fue producto de nada misterioso, sino la culminación de una realidad insoportable.

H.: ¿Cómo fue ese momento en el que decidió vincularse con los grupos subversivos, qué edad tenía y más o menos cuándo?

E.A.F.: Un factor a considerar en el conflicto civil de El Salvador, es que las guerrillas no surgen independientemente del pueblo ni de las condiciones, sino al contrario, fueron las condiciones y el pueblo mismo el que fue desarrollando los niveles del conflicto cotidiano y desarrollando las diferentes formas de lucha hasta culminar el conflicto de la desigualdad en una expresión política armada.

En otras palabras: el pueblo tuvo que hacer política por medio de la lucha armada, no como un propósito en si, sino como otra forma de lucha, de reivindicación y de defensa, después es que fue llegando lo ideológico.

Y como te decía, en donde yo crecí a mis 13 años ya hablábamos del justo reclamo de satisfacer necesidades como la del acceso al agua potable, por ejemplo. Mi vinculación comienza en el barrio haciendo fiestas para recaudar fondos económicos organizando excursiones o ayudando a los mas pobres y a los ancianos y todo eso no estaba definido por una condición de edad sino por lo que cada cual pudiera hacer. A los 15 años no se tiene claridad de lo que se nos presentaba cada día, pero no es si no hasta los 17 años que me hago combatiente.

Como te decía, todo en cada uno de nosotros fue un proceso progresivo y no porque lo quisiéramos, sino porque no teníamos otras opciones. En mi barrio teníamos 3 posibilidades: 1-Dejarte reclutar por el ejercito nacional. 2-Marcharte del país como inmigrante ilegal hacia los EUA, o 3-Quedarte para hacer algo en la complejidad del conflicto y culminar en la expresión armada como guerrillero.

H.: ¿Cuánto tiempo duró metido en el monte? ¿Qué cargos ocupó durante su paso en el FMLN?

E.A.F.: El Salvador no tiene montañas, mucho menos selvas, y por esa razón siempre se dijo «Nuestras montañas son las masas». El proceso de guerra de guerrillas no determinaba un tiempos o un lugar, simplemente estaba donde te correspondía estar. Uno o seis meses en un campamento o… 2 o 10 meses en la operatividad política y armada en las ciudades.

En El Salvador no existía la figura de ir a la montaña como: -«Me fui a la guerrilla». Esto no significaba precisamente que te fueras para siempre, o por un tiempo prolongado. Decir: -«Me voy a la guerrilla» significaba hacer la guerra de guerrillas donde estuvieras, ya fuese en la ciudad o en le campo. Aun viviendo en tu casa, trabajando o estudiando, siendo obrero o campesino, eras y podías ser guerrillero y no precisamente estar en un campamento las 24 horas o los 30 días del mes o los 20 años, lo que significaba ser guerrillero, era ser un profesional de la revolución. Claro, los campamentos y las pequeñas montañas también existían y allá estuve, pero solo los compañeros que eran demasiado conocidos públicamente tenían la obligada necesidad de quedarse largos periodos en los campamento guerrilleros en el campo o en las montañas. Ser guerrillero en El Salvador era estar bajo un régimen militar todos los días las 24 horas.

«Diáspora y paz».   Pintura en formato de 300 x 200cm. en reconocimiento al proceso colombiano de paz. (Foto cortesía de E. Araujo).

H.: ¿Cuándo terminó la guerra y de qué manera todo lo sucedido lo afectó a usted?

E.A.F.: Es complejo decir cuándo terminó la guerra civil, pues esta se había transformado ahora en una “Guerra social”. Aquella expresión armada civil terminó en unos “Acuerdos de Paz» el 16 de enero de 1992 dando inicio a un “Proceso de Paz”, que no satisfizo la mayoría de demandas que nos obligaron a ir a la guerra civil. Muchos quedamos con dilemas difíciles de asumir debido a que muchos tenían hijos, estaban lisiados o no contaban con experiencia laboral o profesional, lo que nos hizo difícil insertarnos a la sociedad, quedando abandonados o excluidos del “Proceso de Paz”. Esto nos obligó a hacer, como se dice en mi país, «De tripas corazón» y sacar desde nuestras propias vidas y clandestinidades las mejores habilidades y posibilidades. Yo, por la oportunidad y un mínimo talento que tenia, tuve a bien dedicarme al contacto con el arte.

El arte siempre fue mi mayor destreza, aun desde mi niñez, por lo que también exploté esta habilidad creativa en el mismo proceso de guerra siendo parte de colectivos que trabajaban en el área de la propaganda. Es así que voy profesionalizándome en las arte visuales y esto me permitió de alguna forma a insertarme de una manera mas amable a la sociedad, a esa nueva sociedad que tampoco era la que deseábamos.

H.: ¿Recuerda cómo se inició el proceso de paz salvadoreño?

E.A.F.: Siempre desde un principio, al plantear una guerra, se considera hacer la paz; no puede hacerse una historia social sin esos dos considerandos o condicionantes. La paz propiamente dicha, con dignidad, justa y necesaria, siempre estuvo planteada desde que algunas organizaciones que se encaminaron hacia la guerra de guerrillas. Como te decía al principio, la guerra no fue por mi parte ni por el partido al que yo pertenecía, no era un fin, sino una forma de hacer política, otra manera de hacer política.

Siempre se estuvo planteado la necesidad de la paz y siempre se estuvo diseñando eso que llamamos «Proceso de paz», pero cada actor social de un conflicto tiene su propio diseño de proceso. Y es hasta el año 1992 en el cual dos actores sociales armados coinciden en ese “Proceso de paz” que satisfacía sus perspectivas y necesidades o intereses. Y son ellos los que firman ese “Acuerdo de paz”. Por eso te digo que hoy tenemos una “Guerra social” porque ese “Proceso de “Paz” no resolvió las razones del conflicto original. Existen muchos diseños de guerras y por consiguiente también existen muchos y diferentes Acuerdos de paz y también muchos o diferentes «Procesos de paz».

H.: ¿A qué se dedicaron los ex combatientes una vez se llegó a los acuerdos de paz?

E.A.F.: Difícil explicarte la historia de todos o de muchos, porque aquellos combatientes de nuestra misma condición de clase, nos vimos obligados a buscar diferentes derroteros, algunos con mejores oportunidades ya sea por sus estudios o por sus condiciones familiares se les facilitó continuar con sus proyectos personales y familiares. Pero puedo decirte que en la gran mayoría aun estamos descontentos, decepcionados y hasta quizás frustrados con ese «Proceso de guerra» y con ese «Proceso de Paz», no sin dejar de mencionarte que el espectro delincuencial o ilegal fueron unas salidas fáciles y rápidas para algunos ex guerrilleros, mientras otro gran porcentaje de ellos emigraron a los Estados Unidos, Australia, Suecia, México, Italia, etc., pero en su gran mayoría de quienes resultaron lisiados, han quedado aun en condición de marginados en El Salvador.

Esael Araujo Funes durante un discurso en 1984 (Imagen cedida por E. Araujo).

H.: ¿Cómo fue su ingreso en el mundo del arte y de la pintura?

E.A.F.: Mi ingreso al mundo o mejor dicho al mercado del arte fue el resultado de la facilidad que tuve de fluir en ese ambiente y siempre estuve en ello con amigos muy reconocidos. Yo soy egresado del Centro Nacional de Artes y desde niño mi madre y mis maestras me motivaron e incentivaron mis habilidades en la observación y en la destreza manual. Así que tras el fin de la guerra de la que he hablado, tenía yo entonces un par de amigos que estaban y se movían en el ambiente artístico y en las galerías de arte de aquel tiempo. Uno de ellos me prestó y me regaló los primeros pinceles y oleos para empezar de manera mas profesional a producir mis trabajos y a restaurar algunos cuadros viejos y antiguos. Debo contarte que los primeros cuadros que pinté y que vendí en aquellos inicios, fueron firmados por uno de mis amigos para poderlos vender. Eran buenos cuadros, pero desafortunadamente yo no era reconocido.

En el ambiente de los artistas ya posicionados existía mucha envidia, o tal vez mucho temor, quizás por mi reciente pasado o además porque yo venía de un discurso más filosófico y político de las artes de ese momento y tenía claro cuál era el tipo de arte necesario para el país en ese supuesto nuevo capitulo de la “paz”.

Pero en el camino de ir enfrentando mi discurso, mis iniciativas, mis trabajo plástico y enfrentando mis cuadros con los demás, fui posicionándome y obteniendo reconocimiento y respeto, incluso reconocimiento por parte de la misma institucionalidad, del gobierno y de muchos coleccionistas, marchantes e incluso de la empresa privada.

H.: ¿Por qué llegó a Europa? ¿Cuándo?

E.A.F.: Mi llegada a Europa tuvo muchos elementos significativos, entre ellos los artísticos y los personales. Pero un elemento importante fue la frustración de que aquel Proceso de paz nunca consolidó ninguna nueva sociedad ni las expectativas con las artes, ya que estas se reducían a la decoración o la visión artesanal, o a fomentar el sentimiento folklorista de las artes, y más aun, a fomentar un arte social lastimero y victimizado.

Pese a que yo contaba con el reconocimiento social a nivel de las artes, las perspectivas del poco desarrollo de la sociedad, y peor aun, las de las artes, estas se veían cada día aun mas difíciles. La poca visión estratégica del país, y el estado momificado de las artes me motivaron a buscar otros espacios. Debo decirte que yo nunca había saldo de mi país, ni aun en la época de la guerra y de las persecuciones sino hasta cuando yo ya era muy adulto. Nunca conocí ni siquiera a los países vecinos estando tan solo a 1 o 3 horas de distancia de ellos. Y llego entonces el momento en el que me pareció que el país estaba en un estancamiento muy prolongado, demasiado duradero. Mi juventud no me permitía envejecer con aquellos conceptos y esquemas aun del siglo pasado.

Viajo entonces cuando se presentó la oportunidad de hacer una exposición en Barcelona, España, y luego estando ahí se presentó otra exposición en Roma y luego otra en París y fue así como de una manera circunstancial y espontánea, fui quedándome en la vieja Europa. Es en el año 2001 que me establezco en Barcelona y desde ahí, comencé a moverme por muchos lugares en el mundo. Y en un aspecto personal, mas a nivel familiar, fue que como padre soltero pensé en ofrecerle a mis hijos una oportunidad diferente de vida, ya que en El Salvador esta no se contemplaba en ese momento.

H.: ¿Cómo fue su llegada a Alemania? ¿Cómo se ha sentido aquí?

E.A.F.: Conocí a mi actual esposa en Barcelona y desde ese momento nos decidimos a conocer un poco más el mundo y desarrollarnos profesionalmente. Vivimos en Chile por muchos años y luego viajamos por otros lugares enriqueciendo la visión personal y artística. Alemania fue nuestra ultima y mejor opción, con nuevos hijos y nuevos proyectos.

Aun me siento con dificultades en Alemania, no precisamente por la integración por mi parte, sino por la integración de los alemanes con la diversidad de la sociedad alemana. Creo que aun la sociedad alemana desconoce la riqueza del mundo global, pese a tener mejores oportunidades que nosotros los latinoamericanos.

Y artísticamente el paladar por el gusto latinoamericano aun hay que cultivarlo. Me resulta difícil aun colocar el colorido y la temática latinoamericana en el gusto por el arte en la sociedad alemana y esto puede ser muy duradero y depende de nosotros el mantener el sentido y sentimiento de la existencia del gueto latinoamericano, aunque no sea por nuestra propia voluntad y disposición.

Pinturas que hicieron parte de la colección expuesta el 3 de mayo de 2019 en el «Salón 15 de septiembre».

H.: ¿Cómo describe usted su estilo de pintura?

E.A.F.: Hablar de estilos es complicado en estos momentos en donde las concepciones del arte moderno y/o contemporáneo está lleno y alimentado por la diversidad geográfica e histórica de las artes. Podemos decir que por la bendición de la providencia existe la diversidad de los gustos y eso permite que todas las manifestaciones artísticas tengan alguna cabida en este mar de opciones. Mi creación artística y yo, estamos en ese mar de diversidad, sin decir que es lo mejor o autentico, pero debo decir que pretendo mantener mi identidad y mis concepciones de la vida y la sociedad, la belleza y el pensamiento abstracto. El realismo mágico influye en mi proceso creativo y me resisto a describirme con una tendencia en particular. Creo que el mejor estilo que tengo es el estilo que aun predomina en mis intenciones: la de comunicar algún placer visual. Un estilo que recoge la realidad que fantasea con la magia que aun mi pensamiento me permite.

H.: Aparte de pintar, ¿Se dedica a otras actividades? Por ejemplo, ¿a escribir sus memorias?

E.A.F.: No tengo ninguna otra aparte de la de pintar. Solo tengo mi pintura y mi familia, me resisto a otra condición de vida. La autenticidad de mi trabajo también refleja mi dolor y mi necesidad. Pienso que aun nuestras sociedades están tiernas para trascender, para hacer lo que realmente deberíamos de hacer y amar. Yo solo espero estar en un buen camino, y si estoy perdido o equivocado, que sea por lo menos un augurio que disfruto mientras camino.

H.: ¿En dónde ha exhibido su trabajo? ¿Cuándo será su próxima exposición?

E.A.F.: He expuesto mi trabajos en 22 países del mundo. No en todos me ha ido bien, pero he continuado en este peregrinar. Este año tengo algunas actividades y exposiciones en Suecia, España, Colombia, USA y mi país El Salvador, en donde me entregarán un reconocimiento especial en el 7mo. Salón del Arte Abstracto.

También le invito a compartir las iniciativas latinoamericanas en el portal www.lateinamerikanischeswochenende.de en donde mantengo mi actividad junto a este proyecto que contribuye a dar a conocer cómo somos, pensamos, bailamos y disfrutamos los latinoamericanos.

He aquí algunos reconocimientos y distinciones logrados:

-Premio selección 2017 en Stadtverwaltung HemsbachSchlossgasse, Hemsbach, Alemania.

-Exposición como reconocimiento al trabajo artístico en el centro Internacional de Arte Contemporáneo: «Colors of the Corn». Centro Centro Hispano Art Foundation America, Madrid, España

-Seleccionado como representante de América Latina contemporánea Arte Fundación ARTE COVI, Murcia, España, en representación de las artes visuales de El Salvador,

-Premio de exposición «Entre dos orillas» Arte Fundación ARTE COVI, Murcia, España.

-Seleccionado y premio para representar en nombre de El Salvador en el XVI Salón Iberoamericano de Arte de Washington, DC, EE.UU.

-Seleccionado para la obra de Mural Exposición: II Cumbre Iberoamericana para el desarrollo regional local y la descentralización, El Salvador, CA

-Seleccionado en la Sala de Exposiciones de las Naciones Unidas en el 60. Aniversario en representación de El Salvador en Ginebra, Suiza

-Premio y reconocimiento por el trabajo y calidad artística, Academia Asociación Internacional arte contemporáneo, ciudad de Roma. «El Salvador Oggi». Instituto Americano Galería Italo-Latino

-Premio y reconocimiento, exposición en el Museo de la Ciudad Uchda en Marruecos en el V festival internacional de Uchda y mural para el Museo de la ciudad.

-Premio y presentación de El Salvador, artista invitado Celebración de los 100 cien años de Panamá, Banco Casa Museo Nacional de Panamá. Y muestra Latinoamericana

-Artista seleccionado e invitado para la exposición «Ilusiones de nuestro tiempo» Instituto Americano Galería Italo-Latino, Embajada de El Salvador, Roma, Italia

Seleccionado y Representación en la exposición de El Salvador, arte contemporáneo «Les Journées de la Casa de América Latina de Rhône-Alpes», Lyon, Francia

Reconocimiento y Seleccionado como Representante de las artes visuales de América Latina, junto con artistas y escritores en el “IV Salón del libro latinoamericano», Gijón, España

Enlaces relacionados:

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