Lautaro Bianchi y su fotoproyecto “Berghain y el fin de la opacidad como utopía”

El trabajo de este arquitecto argentino se expone desde el 28 de marzo y se extiende hasta el 6 de mayo de 2019 en la embajada de Argentina en Berlín

Lautaro Bianchi, arquitecto y fotógrafo

Lautaro Bianchi trabajó desde muy joven como arquitecto independiente cuando recién egresado de la universidad fundó su propia oficina de arquitectos junto a otros colegas. Actualmente trabaja como artista visual independiente en Berlín en el campo de la fotografía experimental, carrera que inició tras su paso por la Facultad de Bellas Artes de Valencia, España, en donde se especializó en procesos de impresión a las sales de plata y técnicas de laboratorio en blanco y negro. Es Máster en en Fotografía Arte y técnica y ha participado en las ferias y exposiciones internacionales de arte contemporáneo más importantes de Sudamérica. Su trabajo se encuentra inclusive en colecciones privadas nacionales e internacionales.

Como miembro activo de la StattLab, que es una asociación de artistas visuales sin ánimo de lucro en Berlín, imparte allí talleres de manera regular. La propuesta artística y fotográfica de Lautaro es de vanguardia y supremamente novedosa, vista desde una óptica diferente a la de los conceptos y de los preconceptos que sobre el tema de la fotografía se mantienen en los cánones tradicionales, resulta por lo tanto bastante interesante y digna de ser conocida.

Al frente de I. a D.: Emanuel Sotelo, Encargado de Cultura de la Embajada de Argentina en Alemania; Ctro.: Sebastián Sayús, Ministro Consejero de la embajada y Der.: Lautaro Bianchi.

Pero mejor dejemos que sea él quien nos comente sus experiencias como artista radicado en Berlín y que generosamente nos ha compartido en la siguiente entrevista:

Hispanovisión: Compártanos un poco acerca de usted, como por ejemplo de su ciudad natal, el lugar en donde se hizo arquitecto.

Lautaro Bianchi: Nací en Córdoba, una ciudad ubicada en el centro de la Argentina con una geografía serrana y montañosa. Surcada por ríos, equidistante en el sentido de las equis y las yes a los cuatro puntos cardinales del país. Es un destino universitario para casi todos los estudiantes del interior, se podría decir que es una ciudad de paso.

H.: ¿Por qué escogió la arquitectura como su profesión? ¿La ejerce actualmente?

L.B.: Cuando era niño no tenía tantas dudas, quería se arquitecto pero supongo que muy en el fondo lo que realmente quería era reconstruirme a mi mismo. Mis padres se habían divorciado cuando yo tenía 7 años y pienso que de manera inconsciente eso tuvo mucho que ver con la decisión.

A los 23 años fundé mi propio estudio junto a dos colegas de la universidad y ejercí la profesión de arquitecto durante 15 años. Me gradué con una tesis sobre los nuevos usos del suelo para la ciudad de Berlín en el marco de una competencia internacional de la UIA para estudiantes de todas las universidades del mundo. Era entonces el año 1999 y Berlín aun no lograba una integración social tras diez años de la caída del muro. Actualmente me dedico exclusivamente a las artes visuales, me especialicé en fotografía, arte y técnica y soy miembro activo de StattLab, que es una asociación de artistas con sede en Berlín y que promueve el arte y la creatividad. Allí es en donde adelanto mis proyectos personales e imparto talleres regulares de fotografía en blanco y negro.

H.: ¿Cuál es la relación entre la arquitectura y su pasión por la fotografía?

L.B.: Supongo que puede haber cierta relación en la manera en la que trabajo, en el proceso de construcción del los proyectos por ejemplo, la generación del concepto o idea sensible. A los arquitectos nos educan la mirada y nos enseñan a contemplar las formas pero sobre todo a comprender la luz, su movimiento, sus efectos y alteraciones. Y si lo vemos desde un punto de vista más existencial, en ambos casos el material constructivo es la luz. Quiero decir, lo que en última instancia da existencia a las cosas materiales –visibles-, es el sol. Yo diría que la manera en que percibimos podría ser la relación más fuerte.

H.: ¿Cuál fue el motivo de su llegada a Alemania y desde cuánto hace?

L.B.: Eso es algo que me lo he preguntado muchas veces, fue una decisión impulsiva, sentí el deseo de girar la rueda y moverme de lugar. Te diría que fue por influencia de mi padre quien trabajaba como representante de la empresa Bayer cuando yo era niño. Recuerdo que él solía viajar cada tanto a Alemania a visitar las fábricas y siempre volvía maravillado con el progreso y la eficiencia alemana. Aunque siendo más concreto lo que me motivó fue Berlín, su historia, su cultura, sus expresiones contemporáneas. Vine porque quería ser parte de esto que esta sucediendo, así que vivo y trabajo aquí desde 2015.

H.: ¿Cómo ingresó en el mundo de la fotografía y cómo fue ese encuentro en el que quedó prendado de esta?

L.B.: Hice el camino inverso, es decir, comencé por el cuarto oscuro. Aprendí a revelar con químicos antes que a tomar fotografías. Me interesaba el proceso, lo líquido, el tiempo, tocar el material. Cuando empecé quedé fascinado al descubrir que en realidad, la imagen óptica que produce la lente es redonda y no cuadrada; y que está invertida boca abajo. Un día me pasó que estando en el laboratorio trabajando descubrí una imagen que era mucho más interesante invertida boca abajo, entonces la amplié y la enmarqué. Bien grande. A partir de ahí seguí experimentando con las herramientas de laboratorio para descubrir más cosas y a tomarme más en serio el trabajo como artista.

Asistentes a la Vernissage el pasado 28 de marzo de 2019.

H.: ¿Qué es lo que le atrae del tema de la fotografía?

L.B.: Lo que más me atrae es el acto fotográfico en sí mismo. Y como dije anteriormente, en especial, sus orígenes, la materia sensible, la inestabilidad del medio, los efectos del tiempo. No me identifico como fotógrafo en el sentido tradicional de la palabra y la lente de la cámara no es para mí una extensión de mis ojos, por lo tanto mis fotos no son imágenes que yo haya visto antes y mucho menos pretendo que sean perfectas, tienen manchas, gotas, restos de químicos, huellas del proceso, etc. Por regla general se entiende al fotógrafo como alguien capaz de reproducir lo más fielmente posible la realidad visible. A mí me interesa exactamente lo opuesto. Lo encuentro más real.

H.: ¿Qué considera que es la fotografía: ¿Un arte? ¿Una pasión? ¿Una afición? ¿o un pasatiempo?

L.B.: Es una pregunta difícil de responder porque estamos siendo partícipes de un cambio de paradigmas y el concepto de fotografía está cambiando. Hemos entrado en la era de la digitalización y el mundo se está informatizando; todo pasa más rápido y una nueva cultura visual se está gestando.

Devoramos las imágenes e inmediatamente después las desechamos. Según Rodrigo Cañete, curador de la muestra, la fotografía digital “secó” al medio de sus líquidos y químicos transformando a la cámara en un instrumento que permite ver más rápido que el ojo humano. De pronto, la mirada del fotógrafo se hizo balística pasando a “disparar” fotografías en lugar de “tomarlas”. El viraje de lo analógico a lo digital implicó el abandono de lo material en un medio inherentemente inestable.

H.: ¿Cuál es su fotografía preferida? ¿Por qué?

L.B.: Me parece paradójico el caso de la sábana santa de Turín y el sudario de Oviedo porque realmente «no hay nada para ver». Y no estamos hablando de una de las primera fotografía de la historia, ¡Si no de la primera!

H.: Para los inexpertos, ¿Cómo describe su estilo fotográfico? ¿Cuáles son sus temas? ¿Qué es lo que quiere expresar con su trabajo?

L.B.: Hoy mi interés está pasando más por lo abstracto que por lo figurativo y estoy luchando contra un medio que tradicionalmente ha sido utilizado como documento. Consciente de eso y de la importancia que tienen para mí las condiciones de producción de las imágenes, parto siempre de una idea sin saber exactamente a donde me va a llevar. “Berghain y el fin de la opacidad como utopía”, es una reflexión sobre las alteraciones de la percepción en tiempos de disciplinamiento neo-liberal del placer. “Berghain” es el nombre del mítico nightclub ubicado en el límite entre Kreuzberg (Berlín Occidental) y Friedrichshain (Berlín Oriental), considerado el epicentro mundial del tecno y de las fiestas fetichistas gay. Ubicado en una gigantesca usina (Planta industrial) eléctrica en desuso, concentra todo tipo de servicios para satisfacer las necesidades de los asistentes incluyendo hasta cuartos oscuros en los que todo tipo de prácticas sexuales tienen lugar. Me interesaba cargar al objeto papel de una inestabilidad matérica y que las imágenes sean incontrolables por su opacidad y no por responder al tipo de disciplinamiento organizacional al que los cuerpos y sus fluidos son sometidos durante las largas jornadas de éxtasis. En Berghain ni la fotografía ni las superficies reflectivas son toleradas, eso fue un disparador para mí.

H.: ¿Ya ha adelantado otras exposiciones con sus fotografías? ¿En dónde? ¿Cuándo?

L.B.: Bueno sí. He tenido la suerte de contar con galerías con fuerte presencia y muy activas en el circuito internacional de ferias, principalmente en Sudamérica. Próximamente estaré presentando este proyecto que ahora puede ser visitado en la embajada Argentina en Berlín en donde permanecerá expuesto hasta el 6 de mayo. También en la décimo quinta edición de BAphoto del 5 al 8 de Septiembre de 2019 en el predio ferial de la ciudad de Buenos Aires, junto a Via Margutta Arte Contemporáneo y posiblemente también en LimaPhoto. Para fin de año, aun no esta definida la fecha, tengo planes de hacer una muestra individual en ciudad de México con obras de gran formato en una galería que esta siendo gestionada por uno de los laboratorios más grandes de Sudamérica, se llama L.M.I gallery.

H.: ¿Qué ha sido lo más difícil y qué lo más satisfactorio montando esta exposición?

L.B.: A decir verdad no se presentó ninguna dificultad, te diría que es la primera vez que trabajo con tanta libertad en un espacio institucional, gracias a la confianza de la Secretaría de Cultura y a todo el equipo de la embajada Argentina, en especial a Darío Loperfido que se intereso en mi trabajo cuando vino a conocer mi laboratorio en Berlín. Aprendí mucho, como por ejemplo sobre la investigación de la formula para convertir la orina recolectaba entre los asistentes de Berghain, en líquido revelador de las imágenes.

Resultó una grata experiencia trabajar con Rodrigo Cañete como curador, su aporte fue muy importante para mí. Lo satisfactorio te diría que fue la recepción que tuvo el proyecto en la comunidad berlinesa, que entiendo está más familiarizada con las drogas químicas y la cultura tecno. Siento que las imágenes conectaron inmediatamente con el público al que me dirigí y eso es lo mejor que te puede pasar.

¿Cuándo?              Del 28 de marzo al 6 de mayo de 2019
¿En dónde?           Embajada de la República Argentina en Alemania
Dirección:             Kleiststrasse 23 – 25, 10787 Berlín
Horario de visita:  L – V: 10:00 – 17:00 horas. Excepto días festivos.

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